La médium Josefa Tolrà en las salas del MNCARS de Madrid. Texto de Pilar Bonet.

UNA VIDENTE EN EL MUSEO DE ARTE CONTEMPORÁNEO
Pilar Bonet

En la sala 401 del MNCARS de Madrid, en el contexto de la presentación de la ‘Colección 2’ del museo (¿La guerra ha terminado? El arte en un mundo dividido, 1945-1968), se exhiben seis dibujos de una autora llamada Josefa Tolrà. Comparten sala con diversas obras de artistas internacionales relacionados con el Art Brut y otras sintaxis visuales lateralizadas de los cánones oficiales del arte de la postguerra europea (Brassaï, Fautrier, Michaux, Hartung, Wols, Dubuffet).

Junto a las formas oscuras, matéricas y siniestras de las obras de esta sala, los dibujos de Josefa Tolrà destilan espiritualidad, ligereza, luz, gran libertad de trazo y una iconografía particular donde se escenifican imaginarios que van de las escenas populares a las visiones cósmicas. Sus personajes casi etéreos están tejidos con líneas de colores y filigranas decorativas que proyectan espacio a través de la sobreposición de planos y figuras.

MNCARS. Sala 401. Dibujos de Josefa Tolrà (1980-1959)

¿Quién es esta autora? La única referencia que consta en la hoja de sala y en el descriptor de la audio guía indica que se trata de una artista nacida en Cabrils (1880-1959) y que realizaba los dibujos durante su estancia en un hospital psiquiátrico. Así mismo indica que fue visitada y admirada por los artistas del grupo Dau al Set: ‘La imaginación desinhibida de Josefa Tolrà (1980-1959), desplegada desde su reclusión psiquiátrica, recibirá la atención fascinada de los componentes de la vanguardia catalana de Dau al Set a finales de los cuarenta’. Nada más.

Breve presentación que incluye una incorrección interesante: Josefa Tolrà nunca estuvo en un hospital psiquiátrico ni recibió atención médica o tratamiento alguno por patologías mentales. Ni loca, ni marginada, ni infantil; una mujer casi analfabeta y campesina que encuentra en el dibujo y entre los trazos caligramáticos de su escritura la serenidad interior contra la malura de la pérdida de sus hijos: sólo cuando dibujo me siento en paz, comentaba.

A pesar de esta sucinta información en sala, los dibujos son apreciados por los visitantes, generando numerosos comentarios y gran admiración entre los espectadores que reconocen en los dibujos una fuerza singular y extraña. Quizás nada nuevo, pero sí algo un poco diferente en el conjunto de la colección de arte contemporáneo.

Después de años de silencio y olvido, las obras de esta autora desconocida se ofertan a la contemplación del público (en la colección del museo hay un total de 37 obras) y se legitiman como arte en el contexto de la institución. La voluntad crítica que ha mediado en la exhibición de estas obras, por parte de la dirección del centro, merece un gran reconocimiento por su valentía de exponer a una artista inédita. Esta actuación del museo nos presta la oportunidad de seguir trabajando en la catalogación y la lectura crítica de una mujer ajena al mundo académico del arte y las letras pero capaz de producir casi un centenar de dibujos, escribir numerosas libretas con textos sobre historia o filosofía, bordar telas y conversar sobre arte. Actividades que llevaba a cabo para su sosiego interior y guiada por los estados de trance que le permiten entrar en comunicación con seres más allá del mundo material. Dotada de singulares capacidades psíquicas, Josefa Tolrà dibuja y nos pone en contacto con la angelitud: la médium en el museo!

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