Archivo de la etiqueta: Associació Josefa Tolrà

En la distancia corta

Los dibujos de la médium Josefa Tolrà esconden imágenes y revelaciones en la profunda mirada de sus figuras.

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Rúbricas, iniciales y leyendas en los dibujos de Josefa Tolrà

En el reverso de un dibujo de Josefa Tolrà: «Noviembre año 1945. Dibujo sacado de la luz del progreso Espiritual inspiración. Representa arte arquitectónico año 1234»

Las iniciales P. LL corresponden a su hijo Pere Lladó, fallecido. JT corresponde a Josefa Tolrà. El medallón que prende de las iniciales representa un ser de luz.

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Josefa Tolrà y Remedios Varo: Los espíritus hablan. Texto de María José González.

SURREALISMO Y VIDENCIA: LA OBRA DE REMEDIOS VARO
María José González

Josefa Tolrà (Cabrils, 1880 – 1959) y Remedios Varo (Anglès, 1908 – Ciudad de México, 1963) fueron contemporáneas durante parte de sus vidas. Ambas nacieron en Catalunya, pero mientras Josefa solo salió un día de Cabrils, Remedios vivió en Madrid, Barcelona, París y, más tarde, durante la II Guerra Mundial, se exilió a México. La una y la otra desarrollaron una importante obra plástica, disfrutaron de la costura, practicaron la comunicación espiritista y cultivaron la búsqueda de la trascendencia. Ambas acompañaron sus pinturas y dibujos con cortos y fantásticos relatos en los que identificaban argumentos y personajes, y representaron magos, diosas y escenas de armonía. Las dos llenaron libretas con sus dibujos y palabras. Pero mientras Josefa Tolrà realizaba sus pinturas alejada del mundo artístico y de toda presión estética, siguiendo los dictados comunicados por los «seres de luz», Remedios Varo estudió en la Academia de Bellas Artes y trabajó relacionada con grupos surrealistas en Barcelona, París y México. Con ellos compartió el interés por lo oculto y la videncia.

¿Cómo se han considerado este interés y la relación con la mediumnidad en el terreno de las prácticas artísiticas de vanguardia, y en concreto en el contexto surrealista? ¿Y en relación a la obra de las artistas, como Remedios Varo, que formaron parte de estos contextos?

Arte moderno y espiritismo.
El resurgimiento del interés por formas de conocimiento y espiritualidades heterodoxas estuvo presente, desde finales del siglo XIX, en la obra de muchos y muchas artistas que deseaban oponerse a la cultura hegemónica, al racionalismo científico e industrial y a la religión institucionalizada. Muchas exposiciones han dado cuenta de lo estrecho de esas relaciones, desde la pionera The Spiritual in Art: Abstract Painting, 1890–1985 hasta la reciente sobre la pintora y vidente sueca Hilma af Klint.

(Fragmento, artículo catálogo)

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Sobre la obra ‘Virgen del peregrino’ de Josefa Tolrà. Texto de Raimon Arola.

LA DONA D’AIGUA I EL SEU FRUIT
Raimon Arola

1. Normal i estrany
El món occidental és ben sorprenent, ha arribat a considerar estranys a les dones i als homes que contemplen els éssers imaginaris, que veuen dracs, dones d’aigua, unicorns i la resta d’un bestiari fascinant; en canvi, aquells que no veuen més que la matèria exterior són considerats normals. Realment, aquest plantejament sembla quelcom greu, i encara ho sembla més si tenim en compte que el món global s’emmiralla en el món occidental.
Tanmateix els humans que veuen i conviuen amb els éssers imaginaris no són, ni molt menys, especials ni estranys. Ells viuen en companyia de la natura viva, els estranys, podríem dir, són la resta, que necessiten jocs informàtics i altres mitjans semblants per contemplar un tímid reflex de la vida oculta!
M’explicava un amic savi i, segurament per això, desconegut del món, que Occident va deixar de contemplar als éssers que viuen en l’interior de la natura quan, a partir de la Edat Mitjana, va dedicar-se a cremar als vidents i als dotats de capacitats mediúmiques, acusant-los de bruixeria i altres males màgies. I, també, quan uns altres personatges amb les mateixes capacitats seguien els seus impulsos espirituals i entraven en convents o ordres cèlibes de tota mena. Així, els uns per una mort prematura i els altres per un vot de castedat, les dones i els homes amb sensibilitat per veure espectres de la realitat que no tothom pot observar van deixar de reproduir-se i, per tant, de transmetre el seu llinatge especial. D’aquesta manera, els europeus van anar aniquilant poc a poc un dels tresors més preuats de la humanitat, com un fill neci es gasta el bo i millor de l’herència.
Després, aquest dipòsit familiar és ben difícil de recuperar, quasi impossible, i només l’atzar –per dir-ho d’alguna manera– procura que nous individus es relliguin secretament amb llinatges antics i puguin tornar a contemplar la natura viva i oculta, amb tota la seva esplendor d’actors i de llocs. Evidentment amb aquestes paraules ens referim a la Josefa Tolrà, una dona normal entre tants i tants individus insòlits i peregrins que no veuen més enllà d’allò que tenen davants dels nassos.
Els éssers espirituals que eren contemplats per la Josefa apareixen molt ben explicats en les obres d’un gran savi suís, metge, teòleg i vident, anomenat Theophrastus Philippus Aureolus Bombastus von Hohenheim, més conegut com Paracels (1493-1541). Per uns, Paracels fou el darrer dels savis medievals, per altres, el primer savi modern, però en qualsevol cas, en els seus llibres s’ensenya que els éssers imaginaris que apareixen en qualsevol festa tradicional no són invencions de la cultura popular, sinó que estan fortament arrelats en la gran tradició màgica renaixentista. Però, abans d’endinsar-nos en les teories de Paracels voldríem aturar-nos un moment en l’obra de la Josefa Tolrà, concretament en un petit dibuix, doncs, sens dubte, ella va conviure amb molts d’aquestos éssers objectes de l’atenció de Paracels.

(Fragmento, artículo catálogo)

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Arte extraordinario de Josefa Tolrà.

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Médium y artista, Josefa Tolrà (1880-1959)
Pilar Bonet

En sesión especial, reservada para invitados, la Sala Gaspar de Barcelona
inauguró el 18 de enero de1956 una exposición de dibujos de Josefa Tolrà. Actividad
programada por los amigos de la asociación cultural Club 49, amantes de la
clandestinidad y los laberintos del inconsciente. En aquella ocasión, artistas,
patrocinadores, críticos y amigos se reúnen para admirar los dibujos de una mujer casi
octogenaria, desconocida en los ambientes académicos y culturales, que traza
misteriosas figuras bajo estados de trance mediúmnico. La exposición fue nocturna,
privada y breve. Una ocasión excepcional para un personaje inédito, una campesina
de Cabrils que recrea extraordinarias visiones de gran contenido simbólico. En aquella
exposición se mostraron 12 dibujos elegidos por el psiquiatra Joan Obiols, en
diferentes técnicas y formatos, la mayoría de ellos bajo el título Dibujo fuerza
fluídica. El crítico de arte Alexandre Cirici Pellicer comentó dichos y hechos de la
autora.

Josefa Tolrà, “la maravellosa dibuixant Pepeta Tolrà de Cabrils”, como la
describe Cirici Pellicer, fué un personaje fascinante entre los artistas del grupo Dau al
Set y los socios del Club 49 que la visitaron lo largo de los años cincuenta. Una artista
autodidacta que empezó a dibujar a los sesenta años, sin afán de notoriedad, alejada
del mundo oficial del arte y próxima al universo astral. Sus obras manifiestan un
mundo interior que germina defuera los planteamientos tradicionales del arte y que se
perfecciona a lo largo de los años en trazo y representación. Joan Brossa es uno de
sus admiradores, el poeta siente una verdadera complicidad con la naturaleza
hipnagógica de la médium. Josefa puede ver el aura de las personas, disertar sobre
filosofía o teoría del color, escribir largos y enigmáticos textos en castellano (lengua
que casi desconoce) y dibujar personajes con rostros de enorme profundidad
espiritual. Los dibujos, como los textos, son parte de un mundo que aborda en sus
estados de conciencia multidimensional, cuando atiende las voces que la envuelven o
vislumbra seres ingrávidos entre flujos de energía astral: son los personajes fluídicos,
sus hermanos espirituales.

Entre 1942 y 1959 esta clarividente de Cabrils realiza casi un centenar de
dibujos, escribe e ilustra numerosas libretas, compone poemas, transcribe textos,
borda mantones con filigranas fluídicas, redacta una novela y atiende a sus vecinos
como sanadora. Una mujer sin estudios, humilde y apacible, que empieza a dibujar y
escribir como antídoto a la tristeza y la depresión que le ocasiona la muerte de sus
dos hijos varones. El dolor le abre paso directo hacia el más allá, esa matriz cósmica
omnipresente, y empieza a interpelar las voces que murmuran tomando nota de los
dictados. Seres desconocidos y guías espirituales dialogan con Josefa, quien
transcribe con primorosa caligrafía y mágicos caligramas. Ella es, según relata, «una
hermana que tiene la misión de trabajar en el dibujo y también de escribir con
trasmisión de pensamiento». En poco tiempo la médium se hace popular entre artistas,
poetas y amigos que la visitan en su casa de Cabrils, residencia que nunca abandona:
Joan Brossa, Joan Obiols, Alexandre Cirici Pellicer, Modest Cuixart, Antoni Tàpies,
Moisès Villèlia, Magda Bolumar, Maria Dolors Orriols, Enrique Modolell o Manuel
Cuyàs son algunos de ellos. Todos admiran la visión espiritual de los dibujos, la
técnica gráfica, el misterio iconográfico y los discursos. Joan Brossa mantiene un
vínculo muy especial con la médium y en numerosas ocasiones recordará sus
extraordinarios momentos de catarsis plástica. No se trata de una mujer excéntrica, ni
marginada o loca, Josefa nunca recibe tratamiento médico ni sufre exclusión social, su
obra debe interpretarse desde la singularidad de una visión más allá del mundo
material, capaz de conexiones inusuales entre el cuerpo y la mente en el espacio
infinito de los múltiples mundos.

Piadosa y espiritista, amiga de sus vecinos y madre nostálgica, Josefa Tolrà es
un personaje que se oculta y reaparece entre los arabescos de sus dibujos, en los
jeroglíficos del texto y las fórmulas mágicas del vivir. Una artista y mujer, una más
entre tantas otras ya reconocidas, que encuentra en la creación de dibujos y bordados
un antídoto para el desasosiego interior: «solo cuando dibujo me siento en paz»,
declara a sus familiares. Esta mujer de extraña creatividad, de imposible
clasificación, muere apaciblemente en 1959 iniciando su último viaje hacia los «seres
de luz» que siempre le han acompañado. Su única hija, Maria Lladó, preservó el
legado, así mismo la voluntad de no comercializar las obras. Los dibujos son regalos
de los ángeles de luz, ella solo una mediadora entre los guías espirituales y el mundo
físico, y por lo tanto se ofrecen como dádiva para disfrutar de tal escritura simbólica.
Josefa Tolrà regalaba los dibujos, fruto del poder creador que llevamos dentro y que
ella trazó con paciencia y amor.

(Fragmento, artículo de prensa)

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Josefa Tolrà, espiritismo como forma de pensamiento autónomo. Texto de Gerard Horta.

L’espiritisme català: potència popular a l’encalç d’una vida diferent per sempre
Gerard Horta

La vida de Na Pepeta Tolrà coincideix en gran manera, en termes cronològics, amb l’esclat contemporani als Països Catalans d’un moviment socioreligiós com l’espiritisme, els trets distintius del qual –dels anys seixanta del XIX al 1939 (amb el tancament del més d’un centenar llarg de centres només a Catalunya, i l’empresonament i la desaparició de militants)– esdevenen excepcionals a escala europea: pels continguts revolucionaris –impugnació de totes les dimensions de l’ordre social catòlico-burgès i vincle sostingut d’una part del moviment amb l’anarquisme–, per l’articulació horitzontal de nous models de relacions socials en tots els àmbits de la vida col·lectiva i per la participació multitudinària tant de dones treballadores com, en general, de les classes subalternes.
Des d’una perspectiva antropològica l’estudi de l’espiritisme no en té res d’extravagant: les formes diverses del trànsit –a través de la possessió, la mediumnitat i el xamanisme– abracen els temps i les societats del món i això ha estat un objecte d’estudi clàssic de la disciplina. A l’Europa occidental de mitjan XIX, la sistematització teòrica de la mediumnitat per part del pedagog socialista H.P. Rivail (a) Allan Kardec pren el nom d’espiritisme, que sosté la viabilitat de la comunicació dels vius amb els esperits dels morts alhora que advoca per la transformació profunda de l’ordre establert. Els embrions del moviment a Catalunya afloren abans no finalitzi la dècada dels anys cinquanta del segle XIX (en contra del que diverses fonts havien postulat fins fa deu anys, endarrerint-ne sempre la presència fins al Sexenni Democràtic o més tard i tot).

(Fragmento, artículo catálogo)

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Josefa Tolrà, sobre la autoridad restrictiva de la Razón

HABITAR LOS INSTERSTICIOS. ARTE Y OTRAS REALIDADES
Teresa Grandas

Josefa Tolrá realizó sus obras en estado de trance mediúmnico entre los años cuarenta y cincuenta. En el contexto rural de la postguerra española y en el mismo momento en el que tras el final de la segunda guerra mundial, la CIA desarrollaba programas de control para modificar el comportamiento de los individuos. Mediante experiencias de privación sensorial, estimulación cerebral, proyección subliminal, así como del uso de sustancias químicas de expansión de la consciencia, se buscaba obtener alteraciones y dominación de la conducta; en los años cincuenta incluyeron a hipnotizadores y telépatas en sus investigaciones. Lo cierto es que más allá de las razones ideológicas, políticas o militares que impulsaban estos experimentos, la necesidad de estudiar las posibilidades expansivas de la mente no eran un fenómeno nuevo, y la CIA simplemente se hizo eco de una tradición anterior que eclosiona en la segunda mitad del siglo XIX. La alteración del comportamiento humano a través de lo extrasensorial había sido estigmatizada a lo largo de la historia. Visiones y acciones paranormales, lo que se ha dado en llamar alucinaciones, habían sido consideradas por la medicina como actos erróneos, fallidos o engañosos. Tratadas como patologías del sistema nervioso, relacionadas con la histeria o estados de alienación, se distinguían del espíritu sano. El proyecto moderno que surge en la sociedad industrial marginó este tipo de fenómenos, marcado por un positivismo que exaltaba lo racional como aquello comprobable, demostrable, u objetivable. Sin embargo, la experiencia alucinatoria interesó pronto como forma de disidencia respecto a la autoridad restrictiva de la Razón. Su potencial subversivo atrajo no sólo por su contribución a los métodos alternativos de producción de conocimiento, sino también a las formas de experimentación creativa, e incluso a la ciencia que inicialmente la había ignorado. Estudios filosóficos, teosóficos, científicos y artísticos se centraron en lo no visible, y convergirían en numerosas ocasiones a pesar de sus inquietudes aparentemente inconexas, en un interés progresivo por lo oculto, por el espiritismo, por formas de trance que permitían acceder a otros estados de conciencia como la telepatía, la hipnosis o la sugestión mental. Es en el debate entre la filosofía, la fenomenología y las ciencias neuro-cognitivas donde surgen nuevos procesos de subjetivización que atañen a lo epistemológico, a la percepción, a la estética y a la intersubjetividad.

(Fragmento, artículo catálogo)

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SOBRE EL DIBUJO «Adán y Eva» de Josefa Tolrà, artículo de Daniel Bonet.

E L  J A R D I N  S E C R E T O
Indagaciones simbólicas en la obra ‘Adan y Eva’ de Josefa Tolrà
Daniel Bonet

La primera sensación que los dibujos de JT provocan en el ánimo de un observador atento, pero que nada conoce acerca de la autora, es sin duda la de encontrarse ante una obra singular y enigmática. Un halo misterioso envuelve tanto a ignotas criaturas como a conocidos personajes bíblicos. Todos con grandes ojos cuyas miradas parecen interrogarnos desde el otro lado del espejo, aunque sin provocar inquietud.
Si ese mismo observador se preguntara acerca del autor de tales imágenes, fácilmente supondría que se trata de una mujer. Ya los dibujos infantiles de las niñas suelen distinguirse de las de los niños por un enfoque más sutil tanto al elegir los motivos como al representarlos. Podría igualmente presumir que la autora es ajena a cualquier formación artística, la espontaneidad y candor de la obra así lo sugieren. No hay tanto una voluntad de mostrar ciertas habilidades como de permitir que algo surja en la blancura del papel. En efecto, no parece que se considerara a sí misma una artista. Dibujaba por la necesidad de hacerlo y a menudo sus obras eran objeto de regalo a personas interesadas.
Cuando se conocen más datos de la vida de JT, en realidad poco añaden sustancialmente a esa primera impresión. Aunque es cierto que toda biografía ayuda a comprender los acontecimientos que ponen en marcha determinados procesos interiores. En este caso, una mujer que vivió una existencia tranquila en una pequeña localidad y en la que el sufrimiento por la perdida de sus hijos pudo alterar de algún modo su percepción ordinaria – la estructura racional de la mente- permitiendo que a través de ciertas fisuras psíquicas su conciencia se pusiera en contacto con presencias etéreas. Difícil sería concluir si sus expresiones artísticas eran una forma de imaginación invocativa, el querer hacer visible aquello en lo que creía, o bien su función fue más bien pasiva o mediúmnica, como parece desprenderse de ciertas anotaciones en sus cuadernos. O quizá ambas posibilidades sean igualmente ciertas.
De la misma manera, es arriesgado considerar patológica cualquier manifestación de “estados alterados de conciencia”, especialmente en el caso de que la persona en cuestión lleve al mismo tiempo una existencia del todo normal en los diferentes ámbitos de la vida, como sucede en este caso.

(Fragmento, artículo del catálogo que se presentará el 21 de febrero 2014)

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